Consultas confidenciales

luyandojoo@yahoo.com (Dr Luyando)

martes, 14 de diciembre de 2010

Desde cuándo un niño es un "tumor"

Por: Matthew Cullinan Hoffman

La conocida feminista pro-aborto y psicóloga, la señora Florence Thomas, ha publicado un relato sobre su aborto ilegal a los 22 años de edad, el cual se practicó durante la mitad de la década de los 1960 en Francia, y en el que se refiere a su hijo concebido como "un tumor".

En su relato, la señora Thomas dice que ella sabía que había "riesgos" asociados con su relación fuera del matrimonio con su novio.La conocida feminista pro-aborto y psicóloga, la señora Florence Thomas, ha publicado un relato sobre su aborto ilegal a los 22 años de edad, el cual se practicó durante la mitad de la década de los 1960 en Francia, y en el que se refiere a su hijo concebido como "un tumor".

En su relato, la señora Thomas dice que ella sabía que había "riesgos" asociados con su relación fuera del matrimonio con su novio.

"Me acuerdo de las noches cálidas y del amor. El amor cada noche, el amor a mediodía y la euforia de tener el mundo en nuestras manos," cuenta ella por escrito. "Y sí, tomamos riesgos. El amor lo ameritaba. El amor siempre lo amerita".

Sin embargo, cuando “el riesgo” se tornó en la realidad de un niño concebido en el vientre de la señora Thomas, ella y su novio rápidamente acordaron terminar con su vida por manos de un médico renegado, “ya expulsado y condenado por la Sociedad de Ginecología,” quien realizaba abortos en la clandestinidad de su casa ubicada en las afueras de París.

Luego que el médico había desmembrado a su hijo concebido, la señora Thomas dice que sintió un “alivio. Un inmenso alivio. Este tumor se fue, desapareció. Podía volver a vivir”.

La señora Thomas, quien se mudó a Colombia para estar con su novio de entonces, es ahora una psicóloga en la Universidad Nacional de Colombia y la fundadora de la entidad Grupo Mujer y Sociedad.

Ella se ha hecho famosa por su postura de que a las mujeres se les debe permitir terminar con las vidas de sus niños concebidos cuando el niño no es “deseado” por la madre, porque el amor de la madre es lo que “humaniza” al feto.

A pesar de que la señora Thomas alega que nunca ha experimentado un sentido de culpabilidad pasado el mortal proceso, ella admite que, luego del aborto, ella “ya sabía que no volvería a abortar nunca más en mi vida. Esto lo viví una vez en la vida. No lo viviría dos. Hoy me sigo preguntando cómo una mujer puede abortar dos o tres veces e incluso más”.

"Me acuerdo de las noches cálidas y del amor. El amor cada noche, el amor a mediodía y la euforia de tener el mundo en nuestras manos," cuenta ella por escrito. "Y sí, tomamos riesgos. El amor lo ameritaba. El amor siempre lo amerita".

Sin embargo, cuando “el riesgo” se tornó en la realidad de un niño concebido en el vientre de la señora Thomas, ella y su novio rápidamente acordaron terminar con su vida por manos de un médico renegado, “ya expulsado y condenado por la Sociedad de Ginecología,” quien realizaba abortos en la clandestinidad de su casa ubicada en las afueras de París.

Luego que el médico había desmembrado a su hijo concebido, la señora Thomas dice que sintió un “alivio. Un inmenso alivio. Este tumor se fue, desapareció. Podía volver a vivir”.

La señora Thomas, quien se mudó a Colombia para estar con su novio de entonces, es ahora una psicóloga en la Universidad Nacional de Colombia y la fundadora de la entidad Grupo Mujer y Sociedad.

Ella se ha hecho famosa por su postura de que a las mujeres se les debe permitir terminar con las vidas de sus niños concebidos cuando el niño no es “deseado” por la madre, porque el amor de la madre es lo que “humaniza” al feto.

A pesar de que la señora Thomas alega que nunca ha experimentado un sentido de culpabilidad pasado el mortal proceso, ella admite que, luego del aborto, ella “ya sabía que no volvería a abortar nunca más en mi vida. Esto lo viví una vez en la vida. No lo viviría dos. Hoy me sigo preguntando cómo una mujer puede abortar dos o tres veces e incluso más”.

Esta es una de las clàsicas formas de justificaciòn, el cual es un mecanismo psicològico que procura valerse la persona para acallar la voz de la conciencia. Otros mecanismo clàsicos son el decir que el embriòn" es solo un coàgulo", o "que no siente nada"; etc.
Lo peligroso de ello; es que si la persona logra un estatus influyente en la sociedad , va a procurar justificaciones legales -a nivel jurídico-; para poder tener la conciencia tranquila con este tipo de argumentos.
 Esrto es tìpico en algunos liderezas de movimientos a favor del aborto.